domingo, 6 de julio de 2014

Hoy salgo del closet.

La illaha illa Allah, Mohammedan Rasool Allah son las palabras que me definen.
Hace casi cinco años dije mi testimonio de fe por primera vez-- no hay dios sino Allah, y Mohammed es su profeta y mensajero.  Fue una noche de febrero en una mezquita local donde me acompañaron caras extrañas y amistosas pero ninguna persona de mi familia, amigos, o conocidos; pero no importaba porque fue un momento bello e íntimo ente mi creador  y yo.

Ahora que el tiempo ha pasado y la gente se da cuenta que soy musulmana muchos me preguntan que si me convertí por amor; y sí, soy musulmana por amor-- el amor que me llena el corazón y me da paz, el amor que trasciende esta vida y este mundo, el amor que todos los corazones buscan para tener sosiego-- amor por Allah subhana wa taala. Mi creador, el único, el más misericordioso, el que todo lo escucha, el que todo lo ve- soy musulmana porque Allah me completa y me hace ser el ser humano que debo ser.

Si bien mi esposo es musulmán también ( ¡por fortuna!) no es por el quien soy musulmana. La religión trata los aspectos del alma, de lo que no se ve, es el alimento para nuestra trascendencia y eso viene sólo del único y magnífico Creador, Allah. Ser musulmana implica renunciar a cosas de este mundo para crecer como espíritu, y aunque mi esposo y yo nos apoyamos en el camino de nuestra evolución espiritual;  y afortunadamente compartimos las mismas aspiraciones y sentido de la vida, nunca podría poner mi espiritualidad en sus manos ni en las manos de ningún otro humano. Me entrego completamente a Dios, el trascendental.

Muchos años he tratado de ocultar lo que siento, por que lo siento, hablar de Dios, de mi creencias, e incluso ocultar mis rituales religiosos como el ayuno y el salat para que mi familia o amigos no se apartarán de mi o para que no pensarán que estaba tratando de volverme "árabe", satisfacer a mi esposo,  o peor aún, evangelizarlos.

Ya no voy a ocultar más quien soy. No puedo controlar que piensan las personas o porque lo piensan.  Soy yo, de siempre, pero completamente entregada a lo que me ha hecho más feliz en mi vida--- el Islam y Dios. Rezo cinco veces al día, ayunó el mes de ramadán, me cubro el cabello con un pañuelo para salir de mi casa ( y no, mi esposo no me fuerza y nunca me forzaría) no tomo alcohol, no uso drogas, no como comida de puerco y ¿saben que? me siento encantada y satisfecha-- siento que tengo un propósito para mi vida y que Dios me esta trazando el camino, subhanAllah.

No puedo tener una doble vida para aparentar. La gente que nos ama y nos entiende siempre lo hará, y la gente que nos quiera mal entender, y mal interpretar siempre lo hará, ojalá hubiera aprendido esto antes. Nadie puede manejar o dictar el corazón de otra persona.













Recomienzo

Hace 7 años ( ya siete, guau) que tenía un blog llamado Inmundicia en la Vía Láctea; en el escribía las historias de mi vida, mi manera de ser, de percibir el mundo y sentirlo. Había olvidado todas las entradas en las que compartía un pedazo de mi vida e incluso cosas sobre mi misma. Ayer lo recordé y volví a leerlo. Me encantó revivir quien era y reflexionar en cómo es que lo que pensaba y vivía y como todo eso me ha llevado hasta donde estoy ahora. Es con un poco de nostalgia, sentimentalismo y afán de recordar pedacitos de mi vida en el futuro que me reinicio como bloguera. No con afán de volverme popularmente leída, sino para expresar pequeños  momentos de mi vida que tal vez queden olvidados en mi subconsciente si no los registro.